viernes, 21 de diciembre de 2012

Distintos árboles y sus significados


El árbol de Navidad... No parece haber un símbolo mayor que esté relacionado con las celebraciones del fin de año.
Una de las cosas que simboliza, por supuesto, es el deseo de abundancia, aunque esto sólo tiene mucho más sentido en países con inviernos difíciles.
Pero desde los primeros tiempos, estos árboles también fueron destacados por diversas facultades y atribuciones.

Abedul: Su corteza, quemada con incienso, se usa para atraer al amor.
Abeto: Ayuda en la Clarividencia.
Abeto Plateado: Bendice y protege a las madres y a sus hijos.
Aliso: Árbol sagrado para los Druidas. Con varios brotes cortados de distinto tamaño y enlazados, se hacía una especie de silbato para atraer a los elementales del aire.
Cedro: También llamado Árbol de la Vida. Se usaba para tomar energía de la Tierra.
Ceniza (Ash): Usado para hacer varitas y magia solar.
Elder: Usado por los Druidas para bendecir y enviar maldiciones. Estar a su sombra permitía ver a "La Gente Pequeña". También se usaba para fabricar varitas.
Espina Negra: Árbol de invierno. Con sus espinas se perforan imágenes hechas de cera.
Escoba Irlandesa: Tiene efectos diuréticos; purifica y protege áreas rituales. También puede calmar los vientos.
Espino: Usado para hechizos relacionados con el amor y el matrimonio.
Hazel: Sus varitas son usadas para magia blanca y curación. También en Rabdomancia y para ganar conocimiento.
Holly: Asociado con la muerte y el renacimiento.
Juniper: Sus bayas se usan para tener visiones como las de los Chamanes.
Manzano: Otro árbol sagrado para los Druidas. Se dice que sus frutos curan las verrugas.
Muérdago: El más sagrado para los Druidas. Usado para protección contra todo; sus bayas servían para quemar cono incienso y atraer el amor.
Olmo: Se dice que es la morada de las Hadas. El Olmo ayuda en la realización de hechizos.
Pino: Purificador del hogar y del área de los rituales. Sus frutos servían como amuletos de la fertilidad.
Roble: Asociado con fertilidad, adivinación, protección y fuerza. Se usaba para hacer poderosas varitas.
Rowan: Servía como protección contra encantamientos. Sus varitas se usaban para encontrar metales, adivinación y conocimiento.
Sauce: Consagrado a la Luna y especialmente mágico, le pedían deseos y cuando éstos se cumplían había que volver para agradecerle dejándole un obsequio.
Tejo: Asociado con la muerte y el renacimiento; puede ser usado para mejorar la magia, las facultades psíquicas, y para inducir visiones.

jueves, 11 de octubre de 2012

Un Ángel con varias representaciones

Melek Taus, o El Ángel "Pavo Real", es el nombre Yazidi para la figura central de su fe. En el sistema Yazidi de creencias, Dios creó al mundo y ahora está a cargo de siete "Espíritus Santos", también llamados Ángeles y "Los Siete Misterios".
Entre todos ellos se destaca Tawûsê Melek (conocido frecuentemente como Melek Taus), el Ángel "Pavo Real".
Melej -como se ve, del árabe Melek- por cierto significa en hebreo "Rey", pero a causa de otro nombre de Melek Taus -Shaytan- los Yazidis fueron considerados adoradores del Mal.
Por otra parte, la historia que relata la obtención de Tawûsê Melek del favor de Dios es igual a la islámica, del Djinn Iblis, excepto que los Yazidis reverencian a Tawûsê Melek por su negación a someterse a Adán, mientras que los musulmanes piensan que la no aceptación de Iblis le hizo perder la Gracia de Dios y convertirse más tarde en el mayor símbolo del Mal.
También los cristianos lo consideran un espíritu maligno; sin embargo, los Yazidis creen que Tawûsê Melek no es una fuente de maldad ni un Ángel caído, sino el líder de los Arcángeles. Además tienen prohibido pronunciar el nombre "Shaytan". Sostienen igualmente que la fuente del mal está en el espíritu y el corazón de los hombres, no en Melek Taus.
El relato Yazidi de la Creación difiere de las tres principales religiones. Ellos creen que Dios creó primero a Tawûsê Melek de su propia iluminación y más tarde a los otros seis Arcángeles.
Dios ordenó a Tawûsê Melek no inclinarse ante otros seres; a los Arcángeles les pidió que trajeran barro de la Tierra y crearan a Adán. Luego Dios le dio vida con su hálito a Adán e instó a todos los Arcángeles para que se inclinaran ante él.
Todos obedecieron menos Tawûsê Melek. Como respuesta, dijo a Dios "¿Cómo puedo yo someterme a otro ser? Yo vengo de tu iluminación mientras que Adán viene del barro".
Entonces Dios lo honró haciéndolo Líder de los Arcángeles y su representante en la Tierra.
De aquí que los Yazidis consideran a Tawûsê Melek también como representante de Dios entre nosotros, y baja a la Tierra el primer Miércoles de Abril.
Otra historia cuenta de él como un Ángel benévolo que se redimió a sí mismo de su caída y creó el cosmos a partir del Huevo Cósmico.
Durante su arrepentimiento, Tawûsê Melek derramó por siete mil años lágrimas que llenaron siete jarrones; con ellas fueron apagados los fuegos del Infierno. Por ello, en las creencias Yazidis el Infierno no existe.

viernes, 3 de agosto de 2012

Atlantis (Después del ocaso).

Era una tierra
en oro y esmeralda,
con Manzanos
de idénticos colores.

Eran su gloria
llanuras extensas;
selvas abundosas;
montañas eternas.

Ellos se encontraron
luego del ocaso
de la gran tormenta...

Y sólo pudieron
brindarse consuelo
en otra leyenda.


sábado, 21 de julio de 2012

"Amigo Dragón"

Un día del Amigo, en algún tiempo olvidado...

-(Dragones, además de otras formas de vida misteriosas)-

( SunsetDragon-Fang2-

...Como tendría que haber sido siempre.

lunes, 30 de abril de 2012

"Grifos - Crónicas Antiguas"

Perdón por la gran tardanza... Tuve problemas con el Blogger y no podía seguir actualizando mis entradas.

Esta, que por fin puedo dejar, cuenta algunas cosas acerca de los Grifos, de las que se sabían de ellos en la Edad Antigua.


Tengo entendido que el Grifo es un animal de la India, cuadrúpedo como el León y con poderosísimas garras parecidas a las de éste.
Dicen que es alado, que las plumas del dorso son negras y las de adelante rojas, mientras que las alas verdaderas no son así, sino blancas.

Ctesias refiere que el cuello está adornado con plumas de un azul oscuro, que su boca es parecida a la del Águila y su cabeza como la que los artistas pintan o esculpen (Eliano).

Dicen que los ojos del Grifo son como el fuego. Construye su guarida en los montes y, aunque es imposible capturarlo cuando es adulto, puede atrapárseles de jóvenes.

Los bactrios, que son fronterizos de los Indios, dicen que son guardianes del oro del país; dicen además, que lo desentierran y construyen con él sus nidos y que los Indios se llevan todo el que cae de ellos. Pero los Indios dicen que los Grifos no guardan dicho oro, porque estos animales no tienen necesidad de él, sino que son ellos, los Indios, quienes van a atesorarlo mientras que los Grifos luchan con los invasores por el temor que sienten por sus propios hijos.
Luchan contra los demás animales y los vencen fácilmente, pero no se enfrentan al León ni al Elefante.
Temiendo los naturales del país la impetuosidad de los Grifos, no se acercan al oro durante el día sino que van de noche, pues creen que en la oscuridad pasan más fácilmente inadvertidos (algunas veces son descubiertos igualmente).

Esta región, en la que viven los Grifos y se encuentran las minas de oro, es completamente desierta.

El Grifo fue conocido en Egipto antes del 3300 AC. y probablemente es aún más antiguo. Plinio decía que venían del norte de Rusia; Esquilo por su parte, que provenían de Etiopía, y Bulfinch que eran nativos de la India.

Herodoto decía que las leyendas sobre Grifos vienen de los Isedonios que vivían más allá de los montes Urales. Biedermann escribió más tarde que tiene antecesores en la antigua Asia, especialmente en la criatura asiria llamada K'rub, nombre que es por cierto el origen del hebreo Cherub.

Las garras del Grifo eran especialmente valiosas por su capacidad de cambiar de color en presencia de veneno, por lo cual eran muy usadas como vasos.


A veces, es representado con larga cola de Serpiente. Sus nidos están hechos de oro. El tamaño de los Grifos es gigantesco; cualquiera puede imaginarlo sabiendo que una garra tiene el tamaño de un cuerno de Vaca.
Por la fuerza y buena visión de los Grifos, se pensaba que protegían tesoros y en particular las grandes minas de oro en India y Escitia. Los arimaspos, una raza fuerte de hombres con un solo ojo (no Cíclopes, a pesar de esto), intentaban constantemente robar su tesoro y eventualmente hicieron a los Grifos huir de las montañas.

Otros tesoros vigilados por los Grifos eran el Árbol de la Vida y el del Conocimiento. Romanos y griegos usaban su imagen para proteger las tumbas.
Por su asociación con el Santo Grial, uno de los tesoros más vigilados por ellos eran las esmeraldas.
El Grifo también se convirtió en adversario de Serpientes y Basiliscos, por lo cual fue visto como protector contra entidades malignas.


Hay otras tres variedades de Grifos:
El Grifo-Serpiente (cuerpo de León, cabeza de Serpiente y pies de pájaro).
El Grifo-León (cuerpo de León pero miembros posteriores de ave).
El Hipogrifo (Parte delantera de Grifo y posterior de Caballo).

Pero en su forma clásica, el Grifo está bendecido con la velocidad, capacidad de volar y vista penetrante del Águila; la fuerza, el coraje y la majestuosidad le vienen del León.

martes, 14 de febrero de 2012

La perla anhelada


Una historia que escribí
hace diez años, aproximadamente;
viene muy apropiada
para el día especial que es hoy,
sólo que en el terreno de las leyendas
que -sin embargo- abundan sobre el amor.
En todo el mundo,
y no siempre entre dos personas
(si puedo traigo más, de las conocidas).


La pequeña pero alegre compañía de trovadores trashumantes se detuvo ese día en Toulouse cuando se dirigía a Navarra, a mediados de 1150.
El grupo estaba conformado por un violinista nacido en Milán, dos cantantes de Toledo, un aragonés con su laúd (también componía los versos para sus obras); y por Bayazid, de Izmir, quien ayudaba en la composición musical y literaria.
Pero si su actividad parecía acabar allí, no había realmente nada más alejado de la verdad que esto.
Sus compañeros nunca lo habían visto dormir -tal vez lo hacía tres horas durante la noche-; cuando no escribía ni creaba melodías nuevas visitaba a diversos artistas pictóricos o músicos, recorría las iglesias más antiguas y las más modernas o hablaba lo mismo con médicos y alquimistas que con iluminadores, comerciantes u otros juglares.
Quienes lo acompañaban le creían capaz de estar en dos lugares a la vez. Si se alejaba de ellos por varios días, cuando se reunía con sus amigos traía siempre alguna noticia curiosa de algo ocurrido en algún lugar tan lejano a Granada como Esmirna (su propia tierra de origen), el Imperio Seldyúcida o las costas donde vivían los lituanos.

Fue en uno de estos viajes donde encontró a su perla soñada, la que faltaba en el tesoro de sus días.
Mumtaz se había empobrecido, pero era hija de un gobernante indio al cual habían logrado destituir; ella y algunos familiares sobrevivieron, pero tuvieron que dispersarse y posteriormente un hermano la acompañó con muchas penurias, del país de los Brahmanes a la ciudad de Damasco.
Bayazid halló su domicilio y no tardó en componerle versos que luego iba a entonar bajo su balcón, ubicado dos pisos más arriba.
Cuando unos ojos oscuros y tímidos atisbaban desde la ventana, apenas visibles por la cortina, él sentía que podía soñar tres días seguidos, o se imaginaba soñando en ese instante, o bien que en esa habitación ardían un par de estrellas.

"Yo, que sabía cantar,
una canción estoy viendo...
Yo que compuse mil trovas
hoy veo la poesía,
de dos luceros plateados
allá en tu celosía.

Yo, que sabía reír,
quisiera ver tu sonrisa...
Yo que alegro corazones
puedo ver el regocijo,
brillando como la Luna,
en medio de tus labios.

Ya no volveré a cantar,
a componer o a reír...
Si no me lo da tu amor,
o yo te lo doy a ti..."

Así pasaron más de cuatro días, pero él siempre encontraba a su adorada Mumtaz mirándolo desde la ventana.
Una tarde por fin, antes que Bayazid comenzara a cantar, la mujer india le arrojó un pañuelo perfumado, con un mensaje.
Levantándolo al percibir encantado el aroma oriental, lo atesoró luego de leer el mensaje escrito y le entonó a la joven su canto más sentimental.
Siguiendo las indicaciones, el Trovador volvió esa noche frente a la casa donde se encontraba su anhelada perla.
Tocó en un instrumento de cuerda tres notas -grave, media y aguda-, y ella, que ya había obtenido el visto bueno de su hermano, bajó al encuentro de su enamorado.
-Tengo que darte las gracias, hermosa mía, pues ahora podré volver a creer en los sueños. Sólo te pediré que también tú creas en ellos.
Bayazid la miraba a los ojos -o se miraba en los ojos de ella- mientras los dos hablaban abrazados. Luego la joven india sonrió, colmando aún más el deseo del Trovador.
-Déjame quererte y llamarte mi amada, hermosa mía.
"yo te llevaré lejos de aquí y seremos felices... Pues para nosotros habrá vuelto la edad de oro.
Mumtaz se durmió abrazada a él; Bayazid miró al cielo como buscando la Luna Nueva y la llevó, aún en sus fuertes brazos, para depositarla suavemente en una ladera, al sur de los Pirineos.
Cuando la joven despertó sin ver a nadie sintió temor, a pesar de que en la hierba había un mantel tendido, con comida y bebida abundantes.
Se incorporó llamando al artista venido de Izmir; entonces pudo escuchar la misma voz que la había cautivado allá en Damasco.

Al querer reunirse con su único amor guiándose por el sonido de su canto, vio a Bayazid; pero a Bayazid el Verde, con ojos de fuego; un par de cuernos como el ébano, delgados y similares a los de un toro; aguzadas garras en manos y pies; y sus grandes alas, merced a las cuales la había traído a esa región, para ella desconocida.
El joven Dragón siguió cantando ("Yo, que sabía reír..."), pero Mumtaz se desmayó. Entonces Bayazid se acercó para recostarse a su lado... No podía quitarle la mirada de encima un solo instante.
Sin cambiar su aspecto permaneció junto a la mujer desvanecida.
Casi todos los Dragones eran en esa época, erguidos, cerca de dos metros más altos que una persona, pudiendo estar de pie con dignidad y caminar normalmente; casi todos vivían en la superficie, y de éstos, la mayoría en un lugar poblado, como hombres o mujeres.
El único aspecto común a todos ellos era el de sus colores básicos: verde, azul o rojo, en todas las tonalidades.
En cuanto a los nombres que usaban, siempre eran sacados de los lugares donde tenían su asentamiento: el verdadero, el que tenían casi desde su llegada al mundo, sólo era conocido por su poseedor y por el Padre Dragón.
-No tienes por qué temer nada, princesa mía -le aseguró al verla despertarse igual de asustada. -Y prefiero que me veas desde ahora tal como soy.
Ella retrocedió un poco más; si en la altura no llegaban a ser impresionantes, tampoco eran menos majestuosos y respetables. O temibles si se los provocaba.
-Te ruego que escuches mi historia... -le pidió ahora el autor de versos. -Cuando haya terminado, simplemente acercaré hacia ti mi mano. Si apoyas la tuya sobre la mía, sabré que me has aceptado. Si por el contrario te alejas yo no te detendré, aunque ya no tenga motivos para cantar ni nada nuevo de ti, que pueda llevar conmigo.
"tú puedes quedarte a esa distancia mientras yo te cuento algo de mi vida.

Entonces le habló, entre otras cosas, de su periplo por los distintos reinos de oriente y occidente; su existencia anterior en el mundo subterráneo; el pedido al Padre de su Clan para que le permitiera mostrarse ante ella tal cual era; y cómo había encontrado a los otros trovadores de su grupo.
La noble india aún estaba allí, pero él extendió su brazo lentamente, sin atreverse a mirar.

Pasaron varios minutos en los cuales Bayazid seguía con los ojos cerrados hasta que pudo sentir los dedos de Mumtaz rozando el dorso de su mano.
El enamorado Dragón Trovador pasó así de la incertidumbre a la euforia interna; sonreía.
-¡Gracias por aceptarme, hermosa mía! -repitió. -¡Déjame quererte y llamarte mi amada, para que pueda soñar y hacerlo sólo contigo!
Pero continuaba en su sitio, como si temiera volver a asustarla al acercársele... La joven dio entonces un paso hacia él y le acarició lentamente la mejilla, mirándolo ahora a los ojos.
Mumtaz se dio cuenta de que lo miraba tal como él lo había hecho mientras hablaban juntos una hora antes; y acercándose más, lo besó por primera vez abrazada a su largo cuello. Luego unas alas la protegieron de una repentina ráfaga de soledad.
-Hasta este momento -le dijo el Dragón poco después-, tú me tenías en tus sueños; ahora yo te llevo en los míos.
"puedo cumplir tus deseos más extraños, llevarte a sitios que hasta yo desconozco y pasar contigo una eternidad de horas felices, siempre que creas en mí.

La Luna Nueva empezaba a perderse tras el horizonte cuando Mumtaz disfrutaba de su paseo nupcial sobre la espalda de Bayazid el Verde, cuyas escamas resplandecían como esmeraldas por un Sol que aún no llegaba a iluminar la parte oriental de Aragón.