miércoles, 25 de marzo de 2015

"13er Arcano - Los muchos caminos"

Si pueden leer esto, es porque ya aparece en al menos un libro. No creo estar rompiendo al escribir estas cosas alguna ley del Hermetismo, para el cual sólo voluntades muy fuertes eran merecedoras de ciertos conocimientos y aún así, los recibían de Maestro a Discípulo o, a una edad más avanzada, como logro de sus propios esfuerzos.

En esta ocasión quería hablar del Arcano XIII, que tantas cosas negativas inspira sólo de verlo.
Con el tema de la Muerte, tal vez el único misterio actual para nosotros sea "¿Por qué le habrá pasado justo a él?"; o más exactamente y entre lágrimas, "¿Por qué tenía que pasarle esto?"
Si la partida de un conocido no se produce por causas naturales, aparecerá en algún momento esa pregunta. Un budista, muy lejos de allí, diría entonces que fue algo kármico.
Pero los que no siguen esa corriente de pensamiento, sólo pueden confiar en una entidad espiritual Todopoderosa, Alma Universal, Creadora y Creación a la vez, denominada con la única palabra "Dios".
Lo malo es que pensando así en esos momentos, en cierto modo lo responsabilizan de lo ocurrido y, según el propio Arcano, como podrán ver, no tiene la menor relación con ninguna muerte.
Los mismos católicos, además, dicen que Dios es Vida Eterna. ¿Cómo podría ser entonces la causa de nuestras muertes?
Si me preguntaran ahora mismo qué es Dios, respondería: el que sabe cuál es el mejor momento y lugar para un millón de personas al mismo tiempo.

Y volviendo al tema de la Carta del Tarot, para empezar, su jeroglífico hebreo representa a una mujer, intermediaria en el proceso de la vida. Mem (el nombre de la letra), es también precisamente una letra madre. "Mujer", sugiere a la vez nacimiento y muerte, porque ella es la que condiciona estas dos circunstancias para todo ser encarnado; en otras palabras, lo que escribí en el párrafo anterior.

Los verdaderos Ocultistas conocen las terribles tragedias que ocurren "del otro lado" a quienes dejan el mundo material sin conocimiento adecuado o sin protección por parte de -por ejemplo- un Maestro espiritual.
Casi todos ellos están de acuerdo en que a un hombre del común un velo de inconsciencia le oculta muchas apariciones que lo perturbarían. Este suceso benéfico es atribuido a los seres astrales altamente evolucionados que nos asisten en tal trance.
Para un hombre adulto, el proceso de nacimiento astral tiene un promedio de 48 horas, pero durante ese lapso, así como en los siguientes 7 a 40 días, ha de aprender mucho, familiarizarse con muchas cosas y atravesar numerosas fases de su nueva existencia.
Cuando ya logró algo de todo esto, le llega el momento de rendir cuentas de todo lo bueno y lo malo que hizo.
Una vez pasado ese estado de "Purgatorio", debe enfrentar la corriente involutiva de lo Astral de la Tierra. Esto significa escapar al cuerpo del planeta que es punto de apoyo para la corriente astral. Dicho de un modo más fácil, alejarse de algunas cosas que lo ligan a su vida reciente.
De ahí en adelante, si se logró superar esta etapa, aún ha de aguzarse la capacidad de contemplación en el plano astral. Es decir, uno puede seguir creciendo espiritualmente no importa dónde esté.

En cuanto a los casos de muerte repentina o violenta (accidentes, asesinatos), sólo un fuerte pensamiento sobre algo o alguien que nos inspire bienestar, puede ayudar a los que de pronto se encuentran fuera del plano terrenal. Sería como cuando algunos viéndose a punto de morir sólo piensan en sus madres. Y esto les trae un final mucho menos insoportable.